Entre el filo de los “yva pará” y el amor puro

El ruido del martillo al chocar contra el pedazo de hierro rompe el silencio de la tarde en la compañía Cara Cara’í, localidad de Maciel, en el departamento de Caazapá. Es don Mario Aguilera, quien a sus 77 años, es quizás uno de los últimos caazapeños dedicados a la fabricación artesanal de cuchillos «yva pará».

Don Mario en su tarea diaria de fabricar el famoso cuchillo «yva pará».

Don  Mario nos recibió junto a su compañera de toda vida, María Leopoldina Orrego, y nos contó de como aprendió el arte de la confección del famoso cuchillo conocido como “yva pará”, de las románticas serenatas que enamoraron a su esposa hace 51 años, de cómo logró darle una educación a sus cuatro hijos, hoy todos profesionales.                 

Al tiempo de acariciar uno de sus cuchillos señaló que un hermano suyo fue el que transfirió las técnicas para forjar los  yva pará. Sólo mirando a mi hermano aprendí hace más de 50 años este arte, dijo.     

Hoy sigo en lo mismo pero con esta pandemia los pedidos bajaron, señaló el karaí guasu.            

Don Mario, aseguró que en buenos tiempos sus productos son llevados a Asunción, Argentina y Brasil.

 HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE

Don Mario con su compañera de toda la vida, María Leopoldina, también ayudando a su marido en la artesanía.

Junto a don Mario se encontraba Doña María Leopoldina, su esposa y madre de los cuatro hijos del artesano.        

Mirando a su compañera de vida don Mario recordó que ella tenía 15 y era su vecina.              

“Yo era buen mozo y con mi guitarra le llevaba serenatas y así la enamoré”, recordó emocionado el artesano caazapeño.

“Hoy ya estamos juntos hace 51 años y vamos a seguir juntos hasta que Dios nos separe”, afirmó seguro.

“Mi esposa es una mujer maravillosa, trabajadora y nunca discutimos por nada, indicó. Hay mujeres aña «mala»  y por eso las parejas no duran, yo tuve suerte al tenerla a ella”, dijo Don Mario.

PROFESIONALES

Los cuchilos son vendidos en Paraguay, Argentina y Brasil.

Ña María y don Mario, son padres de cuatro hijos varones. Dos son docentes, uno maestro mayor de obras y un licenciado en enfermería.

Alcides, uno de los hijos dijo sentirse orgulloso de sus padres, ellos con su esfuerzo nos dieron la posibilidad de estudiar a todos.                             

En mi caso soy docente y director de un colegio, además tengo el de ser capitán del Cuerpo de Bomberos de Caazapá K-141. Alcides, concluyó diciendo que agradecía a Dios por tener unos padres tan excepcionales.

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